Respirar, la primera medicina
La respiración es una de las funciones vitales más importantes, portadora de energía, imprescindible para revitalizar nuestro cuerpo. Es un acto inconsciente e involuntario. Se realiza sola, sin que tengamos que pensar en ella, pero generalmente no se realiza de la forma más efectiva.
Comúnmente respiramos solo lo necesario para subsistir, las condiciones actuales de vida (estrés, ansiedad, falta de ejercicio, vestimentas y posturas inadecuadas…), hacen que respiremos de forma acelerada y superficial.
A pesar de ser inconsciente e involuntaria podemos trabajarla de forma consciente para mejorar nuestra capacidad pulmonar, realizando una respiración completa y más profunda, obteniendo una mayor oxigenación.
Controlar bien nuestro ritmo respiratorio es fortalecer la vitalidad del cuerpo y de la mente, estimulando un eficiente funcionamiento de todo el organismo.
Como el cuerpo no puede almacenar O₂, es necesario respirar día y noche. Por ello, la respiración es una función involuntaria, automática, que se autorregula ante demandas metabólicas (ejercicios físicos) y emocionales (distintos estados como risa, llanto, depresión, etc). Pero también la respiración puede ser modificada voluntariamente y utilizada como una técnica para aumentar el poder físico y mental.
Es la herramienta conocida más eficaz para la purificación y revitalización del cuerpo.
La respiración refleja el modo de sentirse con respecto a uno mismo y de relacionarse con el mundo. Si es poco profunda, todos los sistemas vitales del organismo estarán trabajando al mínimo. Si, en cambio, es larga, lenta y profunda el Sistema Respiratorio funciona en forma apropiada y plena. Generando una oxigenación completa de las células del cuerpo completa.
Para el Yoga, la respiración consciente, es tan importante, que es objeto de una aprendizaje en sí mismo.
El control consciente de la respiración afecta al sistema nervioso, el cual regula la secreción de importantes hormonas con un rol fundamental en los estados emocionales. Además de permitir el correcto funcionamiento de todos los sistemas asociados como inmunológico, endócrino, digestivo, circulatorio, etc.
En relación a los estados emocionales, una respiración inadecuada produce ansiedad, irritabilidad, tensión. Y viceversa, trabajar con nuestra respiración nos ayuda a encontrar la calma, la relajación.
La respiración forma un puente entre lo consciente y lo inconsciente. Una herramienta con la que podemos trabajar cada día.
La labor del diafragma
El diafragma se localiza bajo los pulmones y separa el tórax de la zona abdominal, ocupando una gran superficie. Y, aunque hay otros músculos que también colaboran a realizar esta función, es el músculo más importante de la respiración.
Éste se mueve cuando respiramos. Al inhalar, su forma de cúpula se aplana y baja, creando más espacio en el tórax y haciendo que el aire entre. Cuando se relaja y recupera su forma inicial, sube y empuja el aire fuera de los pulmones provocando la exhalación. Si no se mueve ampliamente, la cantidad de aire que entra y sale de los pulmones se reduce.
Como todo está interconectado, el diafragma respiratorio tiene influencia sobre varias partes de nuestra anatomía. Su movimiento se refleja en el tórax y, también, en otras zonas superiores como la cabeza, cuello y hombros e inferiores como todos los órganos abdominales y la pelvis.
Numerosos tejidos y ligamentos conectan el diafragma con otros órganos, lo cual permite que éstos se muevan en coordinación con la respiración.
Por ejemplo, si el diafragma se mueve bien, con amplitud, hará que el hígado se mueva, que sus tejidos se expandan y se compriman favoreciendo la circulación sanguínea dentro de él y facilitando su limpieza al movilizar las toxinas.
Si hablamos de los intestinos, vemos que también el diafragma influye en su movimiento, lo cual estimula su buen funcionamiento, y lo mismo ocurre con otros órganos como el páncreas, el estómago o los riñones. Eso sin mencionar a los propios pulmones y por supuesto al corazón.
¿Por qué ayuda estirar antes de respirar?
Respirar es algo muy físico, cuando el cuerpo está agarrotado, la respiración es más limitada y, cuando el cuerpo está elástico, la respiración se amplía.
Respirar es algo que involucra al diafragma y a la musculatura costal y pectoral. Es importante estirar bien el pecho, pero no debemos olvidarnos de la espalda para movilizar el tórax en su conjunto.
El diafragma respiratorio se inserta por delante a nivel del esternón, sigue hacia atrás por el contorno de las costillas y se sujeta también en las vértebras lumbares, por lo que, para respirar mejor, nos interesa estirar toda la espalda, no sólo la parte media y alta.
Algo importante es respirar en coordinación con los movimientos. Es conveniente hacerlo de la siguiente manera: cuando estamos en reposo respiramos con normalidad, y cuando empezamos el movimiento que ampliará el pecho, los costados o la espalda (por ejemplo levantar los brazos), inspiramos. Es decir, partimos de tener el tórax en postura normal, y extendemos la columna para ampliarlo, lo hacemos inspirando. Después, mientras mantenemos el estiramiento respiramos con normalidad, y cuando deshacemos la postura lo hacemos coincidir con una exhalación.
Es importante respirar coordinadamente con los movimientos: inhalar al estirarnos, exhalar al volver al punto de partida. Atendiendo diariamente, de forma consciente y constante a nuestra respiración podemos mejorar nuestras funciones vitales y emocionales.
Podemos decir que, la primera medicina ingresa a nuestro cuerpo permanentemente, es sólo cuestión de aprehender y trabajar con ella para potenciar sus beneficios.
Por: Carina Yapur, Farmacéutica y Profesora de Yoga, junto al Colaboratorio