Mi parto, Mi decisión

Mi parto, Mi decisión

Parir en casa, nuestro derecho.

La decisión de parir en casa implica una elección consciente, profunda y responsable. Es un camino lleno de cuestionamientos, ávido de información y centrado en un acompañamiento saludable que confía en la singularidad de cada mujer/persona/familia. 

Planificar un parto en domicilio es asumir la autonomía sobre nuestros cuerpos y la responsabilidad de darle un nacimiento libre y sin violencias a nuestrxs hijxs. Representa mucho más que un cambio de escenario, ya que es ante todo, un ejercicio político y soberano de nuestros procesos sexuales y reproductivos.

Esta elección tiene que ver con nuestra idiosincrasia, cultura y convicciones, pero muchas otras veces llega como consecuencia de la precariedad del sistema de salud, saturado y desbordado; con la patologización y medicalización de parto, que conlleva intervenciones que aumentan los riesgos innecesariamente (actualmente desaconsejadas a nivel internacional por organismos como la OMS); y con las reiteradas prácticas de violencia obstétrica que hoy en día se ejercen sistemáticamente en los hospitales de Mendoza.

Y es que, mientras en todo el mundo cada día se avanza más en derechos de las mujeres y las familias a decidir cómo y dónde parir, mientras se aprueban leyes, se abren Casas de Partos y se generan recomendaciones internacionales para evitar las intervenciones innecesarias y la violencia obstétrica; los y las legisladoras de Mendoza aprueban una ley que restringe estos derechos, yendo en contra de la legislación nacional.

Mendoza retrocede

A finales de 2021 se aprobó en Mendoza, una ley que implica un importante retroceso en los derechos de las mujeres y de las familias a vivir un parto respetado, atentando también contra los derechos de los y las licenciadas en obstetricia, contemplados en la vigente Ley Nacional 17.132.

La ley 9.360, aprobada en noviembre de 2021, representa un nuevo ataque hacia las mujeres gestantes respecto a decidir sobre sus cuerpos y viola el derecho de las familias a la libre elección de cómo, dónde y con quién parir. Lo cual implica coartar derechos adquiridos inherentes a: derechos sexuales y reproductivos, parto respetado, derechos de los/las pacientes y prevención/erradicación de la violencia de género (Leyes 25.673, 25.929, 26.529, 26.485 respectivamente).

Si bien en la ley se amplían incumbencias en atención primaria, anticoncepción, indicación de medicamentos, al mismo tiempo, podemos encontrar una “letra chica” que implica un grave retroceso en el ámbito de desempeño de las parteras (Licenciadas en obstetricia) de la Provincia de Mendoza.

En el Artículo 4 de dicha ley se detallan las “Modalidades del ejercicio profesional” de las y los licenciados en obstetricia  y especifica que “La atención del parto se deberá encuadrar en las Condiciones Obstétricas y Neonatales Esenciales (CONE) aprobadas por la Resolución Nº 670/19  de la Secretaría de Salud de la Nación o norma que lo reemplace. En situación de emergencia obstétrica en la atención en el consultorio, o como situación de absoluta excepción en el domicilio de la persona asistida, se deberá convocar sin demora a un Servicio Médico de Emergencia con traslado”. Por lo tanto, pueden tener autonomía sólo en ámbitos institucionales, lo cual sería un GRAVE retroceso en la profesión.

Al mismo tiempo esta ley obliga a quienes deciden parir en casa a la clandestinidad, negándoles la posibilidad de contar con acompañamiento profesional de Licenciad@s en obstetricia. 

¿Por qué parir en casa? 

Quienes decidimos parir en casa, y con acompañamiento profesional, lo hacemos a conciencia, con información que nos sustenta y priorizando nuestros deseos y derechos:

Como se explica en las “Recomendaciones de la OMS: cuidados durante el parto para una experiencia de parto positiva” de 2018: 

  • La mayoría de los aproximadamente 140 millones de nacimientos que ocurren a nivel mundial cada año se dan en mujeres que no presentan factores de riesgo de tener complicaciones para ellas ni para sus bebés, al comienzo y durante el trabajo de parto.
  • En las últimas dos décadas, se ha producido un aumento considerable en la aplicación de diversas prácticas de trabajo de parto que permiten iniciar, acelerar, terminar, regular o vigilar el proceso fisiológico de dicho proceso con el fin de mejorar los resultados tanto para las mujeres como para los bebés. Esta medicalización creciente de los procesos de parto tiende a debilitar la capacidad de la mujer de dar a luz y afecta de manera negativa su experiencia de parto
  • Se promueve el concepto de la experiencia en la atención como un aspecto fundamental para asegurar una atención de alta calidad en el trabajo de parto y el parto y mejores resultados centrados en la mujer.
  • Se reconoce una “experiencia de parto positiva” como un desenlace trascendente para todas las mujeres en trabajo de parto. Y se define una experiencia de parto positiva como la experiencia que cumple o supera las creencias y expectativas personales y socioculturales previas de la mujer. Esto incluye dar a luz a un bebé sano en un ambiente seguro desde el punto de vista clínico y psicológico y contar con apoyo práctico y emocional continuo, es decir, estar acompañada en el momento del nacimiento y ser asistida por personal amable y con competencias técnicas adecuadas. 
  • SE RECOMIENDA una serie de prácticas que no siempre están aseguradas en los hospitales de la provincia: 
    • La atención respetuosa de la maternidad, la cual remite a la atención organizada y proporcionada a todas las mujeres de manera que mantenga su dignidad, privacidad y confidencialidad, asegure la integridad física y el trato adecuado y permita tomar una decisión informada y recibir apoyo continuo durante el trabajo de parto y el parto
    • El acompañamiento de la mujer durante el trabajo de parto y el parto por la persona de su elección.
    • Es posible que el trabajo de parto no se acelere naturalmente hasta alcanzar un umbral de dilatación del cuello uterino de 5 cm. Por consiguiente, no se recomienda el uso de intervenciones médicas para acelerar el trabajo de parto y el nacimiento (como la estimulación con oxitocina o la cesárea) antes de este umbral, siempre y cuando se aseguren las buenas condiciones del feto y de la madre.
    • El pinzamiento tardío del cordón umbilical (no menos de 1 minuto después del nacimiento) para mejores resultados de salud y nutrición para la madre y el bebé.
    • Técnicas de relajación, incluso la relajación muscular progresiva, respiración, música, meditación, atención plena (mindfulness) y otras técnicas.
    • Técnicas manuales, como masajes o aplicación de compresas tibias.
    • La ingesta de líquidos y alimentos durante el trabajo de parto.
    • Alentar la movilidad y adoptar una posición erguida durante el trabajo de parto.
    • Alentar la adopción de una posición para dar a luz que sea de su elección.
    • Se debe alentar y asistir a las mujeres en el período expulsivo para que sigan su propia necesidad de pujar.
    • Se debe mantener a los recién nacidos sin complicaciones en contacto piel con piel (CPP) con sus madres durante la primera hora después del nacimiento para prevenir la hipotermia y promover la lactancia
    • Todos los recién nacidos, incluso los bebés con bajo peso al nacer (BPN) que pueden amamantarse, se deben colocar al pecho tan pronto como sea posible después del nacimiento.
  • No se recomiendan otras prácticas que sí suelen ocurrir en las instituciones provinciales:
    • No se recomienda el uso ampliado o de rutina de la episiotomía en mujeres que presentan un parto vaginal espontáneo.
    • No se recomienda la aplicación de presión del fondo uterino para facilitar el parto durante el período expulsivo.(Maniobra de Kristeller)
    • En recién nacidos, con líquido amniótico claro, que comienzan a respirar por su propia cuenta al nacer, no se debe realizar la aspiración de la boca y la nariz.

Por otro lado, según la OMS, la profesional indicada para atender el parto es la partera (matrona, Lic. en obstetricia ), siendo el/la médico/a obstetra quien debe atender las complicaciones o aquellas situaciones que salen de la “normalidad” y fisiología.

¿Para qué parir en casa?

  • Para que el ámbito familiar e íntimo, nos permita “entregarnos, soltar el control” y dejar que nuestra fisiología se exprese de forma natural.
  • Para recibir sugerencias, propuestas y herramientas que nos ayuden a transitar el proceso y no directivas, órdenes y coerciones.
  • Para poder alimentarnos y tomar agua si lo deseamos, lo cual es indispensable para tener la fuerza necesaria, el oxígeno y la glucosa en los músculos, para parir.
  • Para movernos libremente y evitar que nos mantengan acostadas: posición que hace que las contracciones sean menos intensas y más dolorosas, dificultando el descenso del bebé y la oxigenación de ambos ya que se comprimen arterias muy importantes en la irrigación del útero.
  • Para evitar el goteo (oxitocina sintética de rutina), que apresura el parto e imposibilita el natural desencadenamiento hormonal que ayuda a cada etapa del parto: oxitocina, adrenalina, endorfinas, etc.
  • Para evitar la ruptura de la membrana amniótica, que también buscan apurar el parto y en ese apuro surgen los inconvenientes. La ruptura de la bolsa vuelve las contracciones más dolorosas y dejan al bebé más desprotegido al momento de hacer fuerza con su cabeza. Además genera posibles infecciones.
  • Para evitar el uso rutinario de anestesia peridural que nos deja sin capacidad de sentir lo que nuestro cuerpo nos indica tenemos que hacer, rompiendo el ritmo fisiológico del parto.
  • Para evitar episiotomías, que nos mutilan innecesariamente porque en caso de ser necesario se produce un desgarro de manera natural que suele ser mucho menos profundo que el que produce el corte con tijera que corta tejidos mucosos y musculares de difícil recuperación.
  • Para evitar la violencia verbal, que suele suceder comúnmente en las instituciones a través del trato denigrante y agresivo en un momento de extrema sensibilidad.
  • Para asegurar la “hora de oro”, momento valioso, sensible y único de encuentro, de reconocimiento, en el que el contacto precoz, piel con piel, tiene efectos positivos tanto en el corto como en el largo plazo (previene la hipotermia del bebé; promueve la lactancia materna. reduce el estrés del bebé y la ansiedad de la madre, mejorando el vínculo afectivo entre ambos; contribuye a la estabilidad fisiológica del recién nacido). Está científicamente comprobado que el contacto precoz piel con piel estabiliza la respiración y la oxigenación del bebé, mantiene sus niveles de glucemia, estabiliza la presión arterial, disminuye el llanto e incrementa el estado de alerta tranquila; disminuye la presencia de síntomas depresivos post parto y fortalece la autoestima de la madre.
  • Para evitar el corte inmediato del cordón umbilical que interrumpe los procesos naturales de alimentación y oxigenación impidiendo que la respiración del bebé se instale a su propio ritmo. Además de aumentar los riesgos de anemia.
  • Para evitar que nos separen de nuestro bebé para medirlo/a  y pesarlo/a inmediatamente después de nacer, lo cual representa una rutina totalmente innecesaria y brusca para un ser que acaba de salir al medio aéreo, iluminado, frío y que sólo necesita el pecho de su mamá.
  • Para evitar cesáreas innecesarias, programadas a conveniencia del sistema y/o del profesional asistente. 

“Epidemia de cesáreas”

Como explica la OMS desde, 1985 los profesionales de la salud de todo el mundo han considerado que la tasa ideal de cesárea debe oscilar entre el 10% y el 15%.

Como en cualquier otra cirugía, la cesárea está asociada a riesgos a corto y a largo plazo que pueden perdurar por muchos años después de la intervención y afectar a la salud de la mujer, y del neonato, así como a cualquier embarazo futuro.

En Argentina, según datos reunidos por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad a partir de registros oficiales, el índice de cesáreas rondaría el 45 por ciento, con picos de más del 60 en algunas instituciones privadas.

Como explica en un artículo de Página 12 el obstetra y epidemiólogo argentino Fernando Althabe, investigador principal del Conicet y miembro de la OMS el sistema de atención de nacimientos en países de ingresos medios como la Argentina se rige por “una hegemonía obstétrica clara”, donde el médico obstetra es el que decide qué hacer y qué no con respecto a un parto. 

Y lo que es más importante: que las tasas de intervención estén tan por arriba de las recomendadas representa un riesgo para los niños del futuro. El especialista explica que no nacer por vía vaginal tiene consecuencias inmunológicas, que pueden condicionar la respuesta del organismo frente a determinados procesos infecciosos. “Estamos cambiando una forma de nacer sin conocer las consecuencias, lo cual es una imprudencia terrible”, advirtió.

Ejemplos en el mundo

Hay un grupo de países con sistemas sanitarios más avanzados, en los que los cuidados están centrados en la mujer y el bebé, en sus necesidades y sus derechos, en favorecer la fisiología del parto normal y donde tiene que haber una justificación para cada intervención médica en el parto.

Entre este grupo se encuentran países del centro y norte de Europa como: Holanda, Inglaterra, Suiza, Noruega, Suecia, Finlandia, Alemania, etc.

En Holanda,el parto siempre se ha considerado un hecho fisiológico y un evento familiar, y las matronas siempre han gozado de independencia y autonomía en su trabajo. Un 30% de las mujeres continúa dando a luz en casa.

Una de las aportaciones más interesantes de la experiencia holandesa es la importancia que se concede al posparto. El puerperio es una etapa sensible, de terremoto emocional, recuperación física, ajustes entre la madre y el bebé e inicio de la lactancia. En este contexto una doula de posparto visita a la madre reciente en su casa varias horas al día durante el primer mes.

Los países con un menor índice de cesáreas son Suiza (10%), Holanda (14%), Noruega (16%), Finlandia (16%), Islandia y Suecia (17%). Estos mismos países son los de menor mortalidad. Y son también aquellos en los que la mujer tiene más libertad para decidir sobre su parto.

Además los países europeos con sistemas de atención al parto menos medicalizados tienen mejores tasas de éxito de lactancia materna.

Mendoza se organiza

Desde la aprobación de esta la Ley 9.360, familias gestantes que elegimos parir en casa y personas interesadas en cuidar los derechos de las mujeres y las familias nos hemos comenzado a organizar para procurar se realice la modificación necesaria al artículo 4 de dicha ley.

Mientras esta ley era tratada, en boca de los y las legisladoras se escucharon argumentos del tipo de que “grupos mínimos” son los que se oponían a dicho proyecto, lo cual resulta discriminatorio en un intento de menospreciar el crecimiento de los sectores del feminismo en busca de la reivindicación de los derechos de las mujeres en sus procesos reproductivos y no reproductivos. Además, se usan términos obsoletos, mitos y conceptos sin sustento científico para justificar una visión patológica del proceso del parto y del nacimiento. 

Dichas declaraciones demuestran que el fin real y principal de la modificación de las incumbencias de lxs Lic. en obstetricia es prohibir -indirectamente- el parto planificado en domicilio asistido por profesionales, ya que dichos profesionales eran quienes garantizaban esa opción segura para las mujeres y sus familias. 

Por lo tanto, quienes deseemos ser asistidas bajo el “Modelo de Continuidad de Cuidados” (Recomendado por la OMS en el 2018), tendremos que hacerlo sin asistencia profesional.

Queremos acercar a los y las legisladoras esta información para que entiendan las implicaciones del retroceso que han producido y que, somos muchas las personas, organizaciones y profesionales que apoyamos el derecho a elegir dónde, cómo y acompañadas por quién parir.