Conectar con los ciclos naturales: invierno
Habitar, cada día, la ciclicidad de la que somos parte es una buena forma de propiciar salud en nuestras vidas. El invierno es el momento en que las energías se guardan, van hacia adentro, y forzarnos a ir en contra de la naturaleza, muchas veces, nos enferma.
Escuchemos a nuestro cuerpo que pide levantarse un poco más tarde y si las obligaciones lo impiden, podemos, al menos, cuidar esa energía el fin de semana. También, y tal vez más importante, volvamos al nido un poco más temprano, descansemos la mente, prendamos un fuego.
El frío hace que necesitemos comer de una forma distinta, es el tiempo de los guisos y las sopas con legumbres y verduras de estación; ahora es el momento de los frutos secos y la avena calentita al desayuno.
“Verduras de Estación” debería ser un cartel que colguemos en nuestra cocina para recordar siempre. Lo natural es que en esta época no comamos, por ejemplo, tomate y si, en cambio, coles, zapallo y hojas verdes. Hemos evolucionado junto a esta tierra durante miles de años, nuestros organismos están “preparados” para comer lo de la estación. Y comer acorde a la estación nos da fuerza, energía y buen descanso.
En el jardín podemos aprovechar para podar, abonar, regar los cítricos y las plantas que si tienen hojas en invierno. Dejar las hojas secas que guardan temperatura para pasar las heladas y proteger con tela vegetal aquellas que sabemos que no soportan el invierno.
También es un buen momento para traer más plantas a dentro del hogar, en este tiempo que salimos poco pueden ayudar a purificarnos, a generar oxígeno y darnos ánimo. ¿Has notado lo distinto que es estar en un baño donde te acompaña una planta?
Y ya que estamos adentro… aprovechemos a ordenar lo que se nos desordenó en el ciclo pasado: cajones, estanterías, limpiar rincones y repasar los recursos que tenemos para llegar a la primavera.
Aprovechemos la energía que se expresa en este tiempo desde todos los aspectos de nuestra vida.