Cómo nos intoxican los productos de cosmética y limpieza del hogar
Hace años que quiero escribir y difundir información en torno a todos los químicos que nos entran en el cuerpo a través de la piel, por el uso diario y continuado de miles de sustancias tóxicas que están en los productos de cosmética y de limpieza del hogar.
El tiempo pasaba y no lograba sentarme a recopilar información.
Ahora que estamos en vísperas de dar un Taller intensivo donde mostraremos en detalle cómo cambiar estos hábitos tan nocivos, llegó el momento de juntar parte de esa información.
Hace poco me topé con el siguiente estudio y me sirvió para empezar a reunir mucha información. Ahí se muestra como una mujer que vive en los Estados Unidos usa en promedio 12 productos de cosmética, higiene y cuidado personal por día, lo que implica el uso de 168 sustancias químicas diferentes. En el caso de los varones, la cantidad es menor, pero no por eso saludable: 85 productos químicos al día. Y los adolescentes utilizan un promedio de 17 productos de cuidado personal al día, así es que están expuestos a muchísimas sustancias químicas más.
La situación en otros países es más o menos la misma. Un poco peor, un poco mejor, pero la realidad es que hace 80 o 90 años la humanidad empezó a estar expuesta a una cantidad abrumadora de tóxicos que entran TODOS LOS DÍAS por la piel.
A esto, sumémosle los químicos de los productos de limpieza del hogar…
El escenario es realmente patético.
Nicolás Olea, Catedrático de la Universidad de Medicina de Granada, lleva años realizando estudios científicos que demuestran cómo esas sustancias tóxicas quedan depositadas en el organismo y se transmiten de generación en generación. Uno de los datos más llamativos que demuestran sus estudios es que una mujer tiene menos probabilidades de contraer cáncer cuantos más hijos tiene porque a través de la placenta y de la leche materna, transmite a sus hijos parte de esas sustancias e ingredientes tóxicos depositados en su cuerpo!
En términos generales, estos ingredientes tóxicos causan o están vinculados con todo tipo de alergias e intolerancias, enfermedades de la piel, enfermedades autoinmunes, defectos congénitos, asma, impotencia sexual y cáncer.
En algunos casos se suele decir que el producto químico es “sospechoso” de producir algo, porque existen estudios clínicos o científicos que lo confirman pero todavía no se han declarado “oficiales”. Así es que hasta que no ocurre algún desastre masivo y que el mismo se haga público, esos químicos seguirán dando vueltas.
¿Si pocas personas leen una etiqueta de un alimento, qué podemos esperar en torno a informarnos que hay detrás de una etiqueta de un producto de cosmética o de limpieza del hogar?
A continuación, describo brevemente aquellos productos más conocidos, lamentablemente no por sus beneficios, sino por sus efectos tóxicos para la salud.
Además, menciono los nombres con los cuales van a encontrarlos en las etiquetas y los productos en los que suelen hallarse.
Parabenos
Son compuestos químicos con propiedades bactericidas y fungicidas que se utilizan para alargar la vida del producto e impedir que sea atacado por bacterias y microorganismos. Estos químicos se encuentran en desodorantes, lociones, productos para el cabello y cosméticos. Se ha demostrado que imitan la actividad del estrógeno y podrían impulsar el crecimiento de los tumores de mama en los humanos. Un estudio publicado en 2012 sugirió que los parabenos de los desodorantes y otros cosméticos pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama. La investigación analizó donde aparecían los tumores de mama y determinó que las concentraciones más altas de parabenos se encontraron en los cuadrantes superiores de la zona del pecho y la axila, donde generalmente se aplican los antitranspirantes.
En las etiquetas de los productos de cosmética y limpieza podemos encontrar:
Methylparaben o E-218, Ethylparaben o E-214, Propylparaben o E-216, Butylparaben o E-209.
Ftalatos
Usados en desodorantes y antitranspirantes por su función como disolventes. Se les llama “venenos medioambientales” y se ha relacionado su uso con disfunciones hormonales, daños en el ADN de reproducción masculina y malformaciones en el feto. Los ftalatos pueden estar “ocultos” en las etiquetas bajo el término genérico de “fragancia“.
En el 2005 el parlamento europeo prohibió su uso en juguetes para niños (si son susceptibles a ser introducidos en la boca), lo que nos da una idea sobre sus efectos.
En el 2000 EWG dio a conocer un estudio que muestra que 37 esmaltes de uñas de 22 empresas contienen ftalato de dibutilo (DBP, por sus siglas en inglés). Se sabe que DBP causa alteraciones reproductivas de por vida en las ratas machos y se ha demostrado que daña los testículos, próstata, epidídimo, pene y vesículas seminales en los animales.
Se utiliza en el esmalte de uñas porque aumenta la flexibilidad y brillo, pero la investigación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reveló que todas las 289 personas examinadas tenían DBP en su cuerpo. Peor aún, este producto químico, que está vinculado a los defectos de nacimiento en los animales, se encontró en los niveles más altos en las mujeres en edad fértil.
Sepamos que hoy un papel higiénico suele tener “fragancia”, lo mismo con las toallitas femeninas y todos los productos de limpieza del hogar.
Algunas nomenclaturas con las podemos toparnos con ftalatos en las etiquetas de la cosmética industrial son: Dietilexiloftalato o DEHP, Butilbenziftalato o BBP, Dibutilftalato o DBP, Butildecilftalato o BDP y Diunddecilftalato o DUP.
Parafina
La parafina es otro de los ingredientes peligrosos utilizados en la cosmética industrial. Se trata de un conjunto de hidrocarburos derivados del petróleo que resulta extraordinariamente económico y que se utiliza para crear una capa impermeable en la piel que da un aspecto de suavidad y tersura. De alguna forma, ponerse parafina en la piel es como colocarse un plástico. Al ser tan oclusiva, impide la respiración de la piel y tapona los poros impidiendo la expulsión de agentes contaminantes fuera de nuestro organismo. Cuanto más parafina nos untamos en la piel (creyendo que la misma se hidrata), más se deshidrata.
Casi todas las cremas tienen parafina. Cremas para hidratar, cremas para masaje, óleo calcáreo, cremas de limpieza, cremas para…lo que sea. La popular vaselina es parafina pura y también la enorme mayoría de las velas (pocos ejemplares artesanales quedan de las tradicionales velas de cera de abejas).
Esto es especialmente importante para las mamás que amamantan al momento de aplicarse alguna crema en sus pechos sin conocer en detalle los ingredientes de esas cremas. Los estudios en realidad han descubierto que las parafinas minerales de petróleo pueden bioacumularse tanto en el tejido graso y en la leche materna. De acuerdo con los autores de uno de los estudios realizados en el 2008:
“Las parafinas minerales podrían ser el mayor contaminante de nuestro cuerpo, la cantidad asciende a 1 gramo por persona y en casos extremos alcanza los 10 gramos.” Se cree que el bebé podría recibir un uno por ciento de parafina mineral acumulada en su cuerpo y en la leche materna.
Los efectos tóxicos de los aceites minerales y parafinas podemos verlos acá, acá y acá.
En las etiquetas, podemos encontrar la parafina con estos nombres: Parafina, Paraffinum, Paraffinum liquidum, Petrolatum, Petroleum, Glicol Propileno, Vaselina, Aceite Mineral.
Formaldehido
Dentro de los ingredientes tóxicos y peligrosos presentes en la cosmética industrial, también se encuentra el formaldehido, utilizado como conservante, entre otras cosas.
El Formaldehido es un compuesto orgánico volátil presente en centenares de productos de limpieza del hogar (detergentes, lustra muebles, suavizantes y desodorantes de ambientes), barnices y en la cosmética industria (geles, champús, dentífricos, maquillaje, esmaltes de uñas y desodorantes).
Hasta 2004 estaba etiquetado simplemente como “sospechoso”. Luego fue declarado oficialmente por la OMS “cancerígeno”. La cosmética industrial sigue utilizándolo a pesar de esa sospecha de peligro para la salud y asumiendo los efectos perjudiciales que pueda tener.
Actualmente, el formaldehido ha sido oficialmente calificado como un ingrediente tóxico peligroso y está prohibido en cosmética, pero es un conservante tan económico, que lo que hacen las empresas es utilizar otras sustancias que lo liberan, como por ejemplo, el Quaternium 15.
El Quaternium 15 es una sal de amonio cuaternario que produce reacciones alérgicas y dermatitis. Es una de las sustancias que Johnson & Johnson prometió retirar de sus productos infantiles por liberar formaldehido.
Algunos liberadores de Formaldehido son: Aldioxa, Alcloxa, Bronopol, Bronosol, Diazolidinyl Urea, Imidazolidinyl Urea, Polyoxymethylene Urea, Imidazolidinyl-Urea, 2-Bromo-2-Nitropropane-1, 3-Diol, 5-Bromo-5-Nitro1, 3-Dioxane, Methenamine, Sodium Hydroxymethylglycinate, DMDM Hydantoin, Quaternium-15, Onyxide 500, Dimethyl Oxazolidine, y sustancias que con el prefijo MDM, DM,DMDM, DMHF o DEMD
Polietilenglicol (PEG)
Este ingrediente tóxico es una mezcla de compuestos químicos que se utiliza como emulsionante. El problema con estos compuestos químicos pareciera no ser tanto su efecto nocivo directo (que todavía está bajo estudio), como el poder de penetración que tienen en la piel. Es decir, su grado de peligrosidad depende sobre todo del resto de ingredientes que compongan el producto, ya que al tener un gran poder de penetración, junto con los PEG, también entran otras sustancias tóxicas. Uno de los PEG más empleados es el sulfato láurico de sodio (SLS) que según el Colegio Americano de Toxicología se acumula en el corazón, hígado, riñones y cerebro. Es el segundo componente más abundante en la lista de ingredientes de tu champú convencional. También se usa en otros productos de cosmética, tinturas para el cabello, agentes blanqueadoresm pastas de dientes, jabones líquidos, bases de maquillaje, jabón para lavar la ropa, sales de baño y limpiadores industriales. Y el problema más grave con el sulfato láurico de sodio, es que durante la producción se contamina con 1.4 de dioxano, un subproducto carcinógeno.
En las etiquetas podés leer etilen-glicol, dietilenglicol, polietinelgliccol (PEG + un número), Sufijo TH (como Steareth o Laureth).
Tolueno
El tolueno deriva del petróleo o alquitrán de hulla y se encuentra en la mayoría de fragancias sintéticas, detergentes, jabones para lavar ropa, diversos limpiadores del hogar y esmalte de uñas. Es un potente tóxico para la piel y puede acumularse en los tejidos grasos. La exposición crónica está relacionada con la anemia, daño hepático o renal y podría afectar al feto en desarrollo.
Hay más sustancias tóxicas, pero estos son los más conocidos por sus efectos nocivos para la salud y el medioambiente.
Un apartado para antitranspirantes
El uso continuado de desodorantes y antitranspirantes industriales está vinculado con el cáncer de mama y el Alzheimer (entre otras afecciones) por la toxicidad de algunos de sus componentes como los ya mencionados triclosán y parabenos. A esto se le suma el efecto nocivo del aluminio.
Tanto los desodorantes como los antitranspirantes están ideados para ocultar y evitar la transpiración y el mal olor. Para entender cómo funcionan estos productos, es importante saber que la transpiración en sí misma no huele a nada. El mal olor se produce cuando las bacterias fermentan el sudor. Para evitar este proceso biológico, tanto los desodorantes como los antitranspirantes contienen dos tipos de sustancias nocivas: bactericidas y perfumes sintéticos.
Los bactericidas son sustancias que evitan la proliferación de bacterias para que no se produzca la fermentación del sudor.
Pareciera ridículo decirlo, pero aclaremos que transpirar ES NORMAL, saludable y necesario. Es una necesidad fisiológica esencial para que nuestro organismo pueda eliminar toxinas y mantener buenos niveles de hidratación y temperatura corporal. Y, alterar los mecanismos naturales de la vida, termina teniendo sus impactos en la salud.
Por otra parte, los perfumes sintéticos cumplen maravillosamente la función de “esconder” el olor. A costa de producir alergias de todo tipo, eccemas y dermatitis.
Ambos (desodorantes y antitranspirantes) contienen estas dos sustancias y la diferencia es que los antitranspirantes suman otro gran problema, el aluminio, elemento vinculado con el Alzheimer (en las autopsias de personas con Alzheimer se encuentran grandes cantidades de aluminio en el cerebro).
El aluminio se usa para taponar el poro e impedir la sudoración, es decir, para bloquear una función natural de nuestro organismo. Se tapan los poros y las toxinas queden atrapadas en el interior del organismo.
Para cerrar este artículo, mi última reflexión.
En general las autoridades saben que estas sustancias o ingredientes son tóxicos, pero las permiten (entre otras cosas), porque consideran “dosis seguras”. Aclaremos que generalmente se analiza o estudia cada sustancia por separado.
Ahora bien, ¿quién mide cuántos productos, con miles de sustancias que interactúan entre ellas, se pone una persona por día?, ¿y por año?
Poco a poco espero poder ir posteando información sobre aquellos productos que realmente son inofensivos o que tienen efectos saludables, porque dentro del “mercado orgánico o ecológico” hay productos para dudar.
Básicamente hay que buscar simpleza, cosmética a base de cera de abejas, aceites orgánicos prensados en frío (oliva, coco, girasol, rosa mosqueta, jojoba, sésamo) y hierbas (suelen hacerse macerados o se usan aceites esenciales realmente PUROS). No mucho más.
Y en la limpieza del hogar: vinagre, bicarbonato, aceites esenciales y algún jabón blanco sin fragancias. Con eso alcanza y sobra.
Quienes quieran profundizar en este tema, recuerden que el 1 de abril estamos dando el Taller intensivo “Cosmética y limpieza natural del hogar” donde van a poder aprender ideas simples con productos naturales para limpiar la casa sin químicos y principios prácticos básicos para dejar de usar productos de cosmética industriales.
Y para los que viven lejos y piden cursos on-line, por ahora curso de esta temática no, pero pueden adquirir esta “Guía de limpieza natural del hogar”.
Autor: Alex von Foerster
Enlace a artículo original: www.alimentoyconciencia.com